miércoles, 20 de julio de 2011

Manteniendo el Hogar





Es verdad que con ciertos trabajos, los hombres y las mujeres están igualados, pero hoy encontramos que hombres y mujeres están en competición por trabajos en el mercado. Deberíamos preguntarnos a nosotros mismos cuál es la motivación real para tal empleo. Tal vez sea poder, dinero, ego, aceptación, reconocimiento, derechos, materialismo o muchas otras cosas, no todas estas son correctas ni todas erróneas. Ellos se convencen a sí mismos que si ellos van a trabajar por un tiempo, el incremento en los ingresos les habilitará para tener cosas que ellos necesitan, como una mejor casa, un auto más nuevo, educación privada y la lista se hace interminable. De todos modos, si examinamos esto cuando sucede, una pareja nunca alcanza tranquilamente el estándar de vida que soñaron, porque este avanza mientras sus ingresos se incrementan. Una vez que una pareja establece su estándar de vida, basado en dos ingresos, raramente retornarán a tan sólo un ingreso. Por esta situación, ambos habrán perdido la clara enseñanza bíblica.

Desde el punto de vista bíblico, ¿es esto realmente la intención de Dios para una mujer, especialmente cuando hay niños en el hogar? La Biblia dice que las mujeres mayores deben “enseñar a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la Palabra de Dios no sea blasfemada” (Tito 2:4-5).

Si el hogar tiene la prioridad en nuestras vidas como Dios intentó que la tenga, entonces el orden del hogar debe ser acorde con lo que la Biblia enseña. Dios intentó para la esposa que encuentre su propósito en mantener el hogar y los niños, cuidando su casa, amando sus hijos y haciendo del hogar un refugio para su familia. Si no puede guardar su casa, y no puede aprender, o no lo hará, deberá contar con alguien que lo hará por ella. Una limpia y bien cuidada casa es absolutamente indispensable para una feliz vida matrimonial.

Esto puede sonar poco romántico para una pareja joven, pero no lo hace menos verdad. Muchos matrimonios felices han sido destruidos por el febril esquema de ambas personas, especialmente cuando los pisos no están limpios, la comida no está preparada, los hijos no están cuidados, y los sobrantes y retazos no son levantados y puestos en sus apropiados lugares. El esposo viene al hogar desde su trabajo donde la organización es un mandato en función del éxito del negocio. Se requiere de cada persona mantener orden y eficiencia en su trabajo. Si esto es importante en el mercado laboral para obtener éxito, cuánto más es necesario para el éxito en el hogar.

El esposo debe ser un hombre muy paciente, pero cuando constantemente llega a un hogar sucio, a una casa desordenada donde cada cosa está donde no debería estar y nada está donde debería, esto apaga la atmósfera y mata el gozo del hogar. Cuando las cosas están desordenadas y no hay aseo, cuando las cosas son dejadas donde se usaron por última vez en vez de ser colocadas en su lugar apropiado, se genera tensión en el hogar y rápidamente el romance vuela por la ventana.

Si, como esposa, quieres conservar una vibrante relación de amor, hacer del hogar un refugio para el descanso de tu esposo y para que escape de las presiones del trabajo, colócate entonces en sus zapatos. ¿Cómo quisieras las cosas al llegar a tu hogar? Amor y respeto deben ser las cuerdas que mantengan unida la relación. Sin embargo, el apropiado mantenimiento del hogar establecerá la atmósfera, ya sea para edificar o destruir la relación. Como toda relación, debe tener una base, y una de las piedras importantes de ese fundamento es un buen cuidado hogareño.

Tomado de BBN Media
www.bbnmedia.org

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