sábado, 21 de julio de 2012

Doce enemigos del Matrimonio

Dr. James Dobsón
  
Mi consejo a las parejas jóvenes es simplemente éste: No permitan que la posibilidad del divorcio entre en sus pensamientos. Incluso en momentos de gran conflicto y desaliento, el divorcio no es la solución. Sólo sustituye una nueva serie de sufrimientos por los que quedan atrás. 
Guarden su relación de la erosión como si estuvieran defendiendo sus propias vidas. Sí, ustedes pueden lograrlo juntos. No sólo pueden sobrevivir, sino que pueden mantener su amor vivo si le dan prioridad en su sistema de valores.
Cualquiera de los siguientes males pueden destruir su relación si les dan lugar en sus vidas:

1. El exceso de trabajo o compromisos y el agotamiento físico
Cuidado con este peligro. Es especialmente insidioso en las parejas jóvenes que están tratando de comenzar en una profesión o todavía están estudiando. No traten de estudiar, de trabajar a tiempo completo, de tener un bebé, de manejar a un niño pequeño, de hacer reparaciones en la casa, y de comenzar un negocio, todo al mismo tiempo. Suena ridículo, pero muchas parejas jóvenes hacen exactamente eso y luego se sorprenden cuando su matrimonio se viene abajo. ¿Por qué no habría de ser así? ¡El único momento en que se ven es cuando están agotados! Es especialmente peligroso cuando el esposo es el que tiene demasiados compromisos o trabajo, y la esposa está todo el día en casa con un hijo en edad preescolar. La profunda soledad de ella da lugar al descontento y a la depresión, y todos sabemos a dónde lleva eso. Deben reservar tiempo el uno para el otro si quieren mantener su amor vivo. 

2. Las deudas muy grandes y el conflicto en cuanto a cómo se gastará el dinero
Paguen en efectivo por los artículos de consumo, o no los compren. No gasten más de lo que pueden por una casa o por un automóvil, dejando muy pocos recursos para salir juntos, para viajes cortos, para personas que cuiden a los niños, etc. Distribuya sus fondos con la sabiduría de Salomón. 

3. El egoísmo
Existen dos tipos de personas en el mundo, los que dan y los que toman. Un matrimonio entre dos personas que dan puede ser algo bello. Sin embargo, la fricción está a la orden del día entre una persona que da y otra que toma. Pero dos personas que toman pueden darse zarpazos la una a la otra hasta hacerse trizas dentro de un período de seis semanas. En resumen, el egoísmo siempre devastará un matrimonio. 

4. La interferencia de los suegros
Si el esposo o la esposa no se ha emancipado totalmente de los padres, lo mejor es no vivir cerca de ellos. La autonomía es algo difícil de conceder para algunas madres (y padres), y el estar muy cerca será causa de problemas. 

5. Las expectativas poco realistas
Algunas parejas llegan al matrimonio esperando cabañas cubiertas de rosas, una vida sin preocupaciones ni responsabilidades y un gozo ininterrumpido. La consejera Jean Lush cree, y yo estoy de acuerdo con ella, que esta ilusión romántica es particularmente característica de las mujeres norteamericanas que esperan más de sus esposos de lo que ellos son capaces de dar. La decepción consiguiente es una trampa emocional. Pongan sus expectativas en línea con la realidad. 

6. Los invasores del espacio
No me refiero a extraterrestres de Marte. Más bien, mi preocupación es por las personas que violan el espacio para funcionar que su cónyuge necesita, sofocándolo rápidamente y destruyendo la atracción entre ellos. Los celos son una manera en que este fenómeno se manifiesta. Otra es la baja autoestima, la cual lleva a que el cónyuge inseguro se inmiscuya en el territorio del otro. El amor debe ser libre y confiado. 

7. El abuso del alcohol y de otras sustancias químicas
Éstos son asesinos, no sólo de los matrimonios, sino también de las personas. Evítenlos como a la plaga. 

8. La pornografía, los juegos de azar y otras adicciones
Debe ser obvio para todos que la personalidad humana tiene imperfecciones. Tiene la tendencia a quedar atrapada en comportamientos destructivos, especialmente cuando se es joven. Durante una etapa inicial, las personas creen que pueden jugar con tentaciones tales como la pornografía o los juegos de azar sin salir dañadas. De hecho, muchos se alejan casi sin haber sido afectados. Sin embargo, para algunos existe una debilidad y una vulnerabilidad que se desconoce hasta que es demasiado tarde. Entonces se vuelven adictos a algo que rasga la fibra de la familia.
Tal vez esta advertencia les parezca tonta e incluso mojigata a mis lectores, pero he hecho un estudio de veinticinco años de duración sobre personas que arruinaron sus vidas. Sus problemas a menudo comienzan con la experimentación con un mal conocido y finalmente terminan en la muerte física o la muerte del matrimonio. Las restricciones y los mandamientos de las Escrituras se han diseñado para protegernos del mal, aunque es algo difícil de creer cuando somos jóvenes. “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Si mantenemos nuestras vidas limpias y no nos permitimos jugar con el mal, las adicciones que han hecho estragos en la humanidad nunca nos podrán tocar. 

9. La frustración sexual, la soledad, la baja autoestima y la quimera de la infidelidad
¡Una combinación mortal! 

10. El fracaso en los negocios
En especial, el fracaso en los negocios afecta adversamente a los hombres. Su inquietud por los reveses financieros algunas veces se muestra en ira dentro de la familia. 

11. El éxito en los negocios
Es casi tan peligroso tener mucho éxito en los negocios, como lo es fracasar rotundamente en ellos. El autor de Proverbios dijo: “No me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario” (30:8). 

12. Casarse demasiado jóvenes
Las chicas que se casan entre los catorce y los diecisiete años de edad tienen el doble de probabilidades de divorciarse que las que se casan a los dieciocho y diecinueve años. Las que se casan entre los dieciocho y los diecinueve años tienen una vez y media más de probabilidades de divorciarse que las que se casan entre los veinte y los treinta años.
Las presiones de la adolescencia y las tensiones de los primeros años de vida matrimonial no hacen un buen dúo. Terminen lo primero antes de emprender lo segundo. 

Éstos son los asesinos del matrimonio que he visto más a menudo. Pero, en verdad, la lista es prácticamente interminable. Todo lo que se necesita para que crezcan las malas hierbas más fuertes es una pequeña grieta en la vereda. Si van a vencer la ley de las probabilidades en relación al divorcio y mantener una unión matrimonial estrecha a largo plazo, deben emprender la tarea con seriedad. El orden natural de las cosas los alejará el uno del otro, no los unirá. 

¿Cómo vencerán la ley de las probabilidades? ¿Cómo formarán una relación sólida que dure hasta que la muerte los haga emprender el último viaje? ¿Cómo se incluirán ustedes entre el número cada vez más reducido de parejas de mayor edad que han cosechado toda una vida de recuerdos y experiencias felices? Aun después de cincuenta o sesenta años de casados, todavía se buscan mutuamente para darse aliento y comprensión. Sus hijos han crecido dentro de un ambiente estable y amoroso, y no tienen cicatrices emocionales o recuerdos amargos que borrar. A sus nietos no se les tiene que explicar con delicadeza por qué “los abuelos ya no viven juntos”. Sólo el amor prevalece. 

Así es como Dios quería que fuera, y todavía sigue siendo algo posible que ustedes pueden alcanzar. 

Pero no hay tiempo que perder. Refuercen las riberas del río. Defiendan el fuerte. Traigan las dragas y hagan más profundo el lecho del río. Mantengan las poderosas corrientes en sus propios cauces. Sólo esa medida de determinación mantendrá el amor con el que comenzaron, y hay muy poco en la vida que compita con esa prioridad. 

El Dr. James Dobson es fundador y presidente de Enfoque a la Familia.

sábado, 7 de julio de 2012

VERDADERO PREMIO


"Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella." Ef. 5:25

Estoy asombrado por el impacto que mi esposa Marta ha tenido en la vida de nuestros hijos. Muy pocas funciones exigen la clase de perseverancia y de entrega sacrificada e incondicional que tiene la maternidad. Sin duda deseo decirle que mi carácter y mi fe  también fueron moldeados por mi madre. Seamos realistas, ¿dónde estaríamos sin nuestras esposas y nuestras madres?


Esto me trae a la mente una de mis historias deportivas favoritas. Felipe Mickelson jugador de golf, recorría la calle del hoyo 18 durante el Torneo de Maestros, en el 2010, después de su último tiro con el que ganó por tercera vez uno de los premios más codiciados por los golfistas. Pero no fue la victoria que obtuvo en el campo lo que me impactó, sino cuando fue derechito, entre la multitud, hasta donde estaba su esposa, la cual luchaba contra un cáncer que amenazaba con quitarle la vida.  Ellos se abrazaron, y la cámara captó una lágrima cayendo por la mejilla de Felipe mientras abrazaba fuertemente a su esposa durante un largo rato.
Nuestras esposas necesitan experimentar la clase de amor sacrificado y generoso que el Amante de nuestras almas nos ha demostrado. Como lo expresa Pablo: «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella» (Efesios 5:25). Los premios vienen y van, pero lo que realmente importa son las personas a quienes amas y que te aman a ti. Las personas que amamos son el más valioso premio que tenemos, porque el valor de la vida no consiste en los premios, cosas o metas que alcanzamos. 

Invierte tu tiempo, vida y dinero en ellos, son el tesoro más grande que Dios te permite administrar.


Gastando tiempo con aquellos que amamos
La vida es una empresa con mucha actividad. Parece que siempre quedan más cosas para hacer, lugares adonde ir y personas a quienes conocer. Y aunque a nadie le gustaría una vida sin nada significativo que hacer, el ritmo vertiginoso amenaza con robarnos la mejor inversión de tiempo que podemos hacer que es en nuestra familia. Algunos consejos para invertir tiempo con aquellos que más amamos:


Organice actividades intencionalmente:
- Propóngase hacer del tiempo juntos como familia una prioridad.
- Planifique tiempo para estar juntos, e insista en que los niños participen.
- Participe en actividades juntos, creando lindas memorias de tiempos compartidos en familia.


Calidad y cantidad: Alguien dijo:"El tiempo diario es irreemplazable. Cinco minutos cada día es mejor que cinco horas un sábado o un grandioso viaje de la familia. Las grandes porciones de tiempo sólo son efectivas si existe ya una relación como resultado de pasar pequeños tiempo juntos cada día".


Comer juntos: El tiempo de la comida es una oportunidad para hablar de los asuntos del día, y para ventilar cualquier queja que haya surgido durante la semana. Pero tengan cuidado de tratar las cosas de manera divertida y despreocupada. No utilice el tiempo de la comida como una oportunidad para inculcar modales en la mesa ni para reprender a los niños frente a una audiencia. Mantengan al mínimo distracciones como la TV o los teléfonos. Realmente, es una buena idea declarar una moratoria en todos los aparatos electrónicos hasta que hayan terminado de comer.


Orar juntos: Jesús promete en Mateo 18:20: "Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Creo que esto tiene un doble significado para las familias. Sé que algunas de las respuestas más efectivas a las oraciones se han producido después de haberme arrodillado con mi esposa/o y mis hijos para orar juntos. Más que una rápida plegaria antes de las comidas, el tiempo de la oración puede ser una oportunidad para conectar los corazones de todos, y para saber qué motivo de preocupación hay en la mente de cada uno.


Meditar juntos: (Sal. 127:1) Separe cada día un tiempo, para estar con ellos y con la Palabra de Dios. Llámalo como desee, altar familiar, devocional en familia, etc. Además busque un día, que puede ser el sábado, para desayunar juntos y hacer un devocional. Lidere ese tiempo con ellos y permita que Dios edifique su familia.


Devocional de la BBN
http://www.bbnradio.org/WCM4/Default.aspx?alias=www.bbnradio.org/WCM4/spanish

lunes, 2 de julio de 2012

La triste realidad


VARON Y VARONA LOS CREO DIOS- PASTOR MOISES ROMAN DIAZ (4)















Trabajo en casa