jueves, 23 de junio de 2011

Unicidad

Cuando un hombre ofrece a una mujer su mano en matrimonio, él dice mediante ese acto, que de todas las mujeres sobre la tierra, él la ha elegido a ella. Unicidad en el matrimonio significa que dos llegan a ser como uno, lo que afecta a uno, afecta al otro. Debe haber tierno cuidado amoroso y entendimiento de esta especial persona. Al vivir juntos como uno, Dios da este especial mandamiento: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo” (I Pedro 3:7). Tratando a tu esposa equivocadamente apagas tus oraciones e impactas toda tu vida. Cuando su belleza física esté disminuyendo, cuando su cara se arrugue, cuando su voz ya no sea tan musical, cuando la enfermedad deje sus rastros, él deberá estar para amarla tan verdaderamente y tan profundamente como siempre. Estás para darte a tí mismo por ella “así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella” (Efesios 5:25). Este es un alto desafío, y para el esposo cristiano es un desafío para ser practicado hasta que el cielo dé la bienvenida a uno de ellos en casa.

Zonas peligrosas…El trato y proceso de pensamiento sobre las mujeres debe ser cuidadoso. Los “deseos de la carne” es una de las tentaciones más fuertes del hombre, y el diablo las usará para destruir tu matrimonio. No digas que no te puede suceder a ti. Lee la historia de David, Salomón y otros. El esposo debe guardar su corazón y su mente en estos asuntos. El hombre debe tratar a las mujeres con pureza (I Timoteo 5:2). Debe evitar cualquier pensamiento o actividad sexual fuera del matrimonio (Efesios 5:3-4 y Hebreos 13:4).

Job hizo “pacto con sus ojos” (Job 31:1). Se comprometió a no mirar (o pensar) en otra mujer, con malas intenciones. Para proteger tu matrimonio, debes proteger tus ojos. Si lo ves en televisión, cambia el canal. Si lo ves en una revista, da vuelta la página. Si aparece en tu computadora, rápidamente bórralo. De nuevo, guarda tus ojos y tu mente, y guardarás tu corazón. Puedes llegar a pensar que puedes manejar el asunto, pero estás equivocado. Dios nos da una sola respuesta: – HUYE – “huye de las pasiones juveniles” (2 Timoteo 2:22).

Tomado de BBN Media
www.bbnradio.org

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