Si hay una
bendición grande, Señor,
Es la
esposa que me has dado.
Preciosa,
amante
Un vaso
frágil y bien acabado.
Emprendedora,
brillante
Pétalo
delicado a mi entero cuidado.
Mi amor por
ella crece día con día
Y aunque
dice que no es perfecta
Para mí lo
es y ni dudarlo podría.
Por eso:
Estar a su
lado es un tremendo privilegio
Que ni el
más grande de los escépticos negaría.
Y tu amor
por mí, Señor, es tan egregio,
Que aun sin
merecerlo la bendición cometiste
Con
cuantioso apego e incalculable valía.
Autor: Salomón Melgares Jr.
No hay comentarios:
Publicar un comentario